El porcino es un sector complicado, con un mercado que oscila enormemente en el tiempo y muy azotado por los últimos cambios legislativos, especialmente el porcino Ibérico, que desgraciadamente ve cómo su explotación tradicional, casi artesanal, va desapareciendo de nuestras dehesas.
Objetivo también de terribles enfermedades en el pasado que llevaron literalmente a la ruina a algunos de sus propietarios, el nivel sanitario que se le exige a estas explotaciones es muy alto, sobre todo en el porcino intensivo, sin que tristemente, tal nivel sanitario se vea proporcionalmente recompensado en el mercado como sucede en otros países de nuestro entorno.
El porcino es el máximo exponente de la salud de rebaño. El valor individual de un ejemplar es escaso y las consideraciones sanitarias principales se hacen pensando en el colectivo.
Muchas medidas sanitarias que se incluyen en los programas sanitarios de otras especies se basan en los utilizados en esta clase de ganadería.
Podría decirse que es el máximo exponente de la salud de rebaño. El valor individual de un ejemplar es escaso y las consideraciones sanitarias principales se hacen pensando en el colectivo.
A pesar de ello, de vez en cuando surgen problemas que requieren de nuestra atención a casos particulares, como un mal parto, por ejemplo. Aunque ciertamente la prevención es la principal labor veterinaria en estas explotaciones, así como la reproducción en las granjas intensivas, y la atención a las enfermedades de la producción.
Dias
Mañanas Lun – Sáb
Horas
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Tardes Lun-Vier
16:00 -19:00