Así nos referimos a aquellas enfermedades causadas por agentes externos vivos, básicamente virus, bacterias, protozoos, hongos, parásitos y parasitoides, aunque también incluye otros de difícil clasificación bajo esta definición como pueden ser viroides o priones.
Dejando de lado la clasificación de estos agentes, los equipos veterinarios como Servet Ledesma, damos muchísima importancia a estas enfermedades que pueden tener consecuencias de enorme gravedad.
La mejor herramienta para combatirlas es la prevención, y de ahí que se diseñen diferentes Programas Sanitarios para proteger a nuestras mascotas y nuestras explotaciones de estas enfermedades antes de que causen un problema.
Tomadas a título individual, estas medidas pueden proteger a un animal o una explotación, pero el verdadero objetivo es proteger a la población en general, y en eso tienen gran importancia estructuras como las ADS (Agrupación de Defensa Sanitaria), que engloban a numerosas explotaciones ganaderas de la misma zona o región con el fin de, estableciendo un programa sanitario común a todas ellas, proteger a su población animal frente a estos patógenos y evitar la diseminación y contagio de los mismos.
Una de las piedras angulares de la medicina veterinaria en general, y de la medicina de animales de renta en particular, es el diagnostico, control y tratamiento de las enfermedades infecciosas.
Algunas de estas enfermedades infecciosas son de especial importancia ya sea por ser transmisibles al hombre (zoonosis), o ya sea por el impacto económico y ecológico que pueden tener en la ganadería y sobre las especies silvestres del entorno.
Es obvia su importancia en la economía agraria si pensamos en enfermedades como la fiebre aftosa y su último brote en Gran Bretaña, por ejemplo, con consecuencias catastróficas para el sector.
En lo que se refiere a nuestras especies silvestres, no es ya sólo el daño directo que estas pueden sufrir por la enfermedad, especialmente cuando afecta a especies en peligro, sino que algunas de estas poblaciones pueden permanecer como reservorio de dichas enfermedades y así ser fuente de infecciones sucesivas en otras especies.
Muchas de estas enfermedades están incluidas en la lista de la OIE (Organización Internacional de Epizootias) como enfermedades de declaración obligatoria, lo que significa que ante la sospecha de un brote de alguna de ellas, los veterinarios estamos obligados a informar las autoridades para poner en marcha los mecanismos establecidos en la Red de Alerta Sanitaria para controlar el brote.
Así pues, es sencillo entender por qué son tan importantes los programas sanitarios y el seguimiento de la evolución que las enfermedades infecciosas tienen dentro de nuestras poblaciones animales.
Las enfermedades parasitarias son especialmente importantes por las pérdidas económicas que generan. El objetivo de un parásito es mantener vivo a su hospedador cuanto sea posible para desarrollar en él la etapa correspondiente de su ciclo vital o incluso toda su vida, a diferencia del parasitoide, que acaba con la vida del mismo.
El parásito consume constantemente recursos del animal hospedador, provocando mermas en su estado físico o en su producción. Pero además, estos organismos minan el sistema inmunitario del animal al que parasitan, y al que le resulta muy difícil combatir a estos huéspedes no deseados, abriendo una vía de entrada a otros parásitos o agentes infecciosos que a veces ellos mismos transmiten. En último término y, aunque no entra dentro del plan del parásito, las mermas físicas e inmunitarias que causan pueden acabar con la muerte del hospedador.
Es muy importante un buen programa de desparasitaciones que se diseñará como parte del Programa Sanitario en función de diferentes criterios geográficos, climáticos, etc…
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